María Ponce, madre de Camila Giménez, asegura que pasaron meses desde la primera consulta en el Hospital Pasteur para que diagnosticaran correctamente a su hija.
Según relató a este medio, Camila acudió en octubre de 2023 por primera vez a la guardia del Pasteur con dolores de cabeza. En esa oportunidad la mandaron de vuelta a su casa con pastillas para el dolor.
Desde entonces, fueron reiteradas las idas a la guardia y la atención con una neuróloga del nosocomio, pero María asegura que jamás le hicieron los estudios correspondientes que hubiesen detectado más a tiempo el tumor.
Cuando por fin la Dra. le recetó la tomografía, el estudio no fue aprobado porque faltaban firmas y trámites que se dilataron por una asamblea.
El 6 de enero de este año, con Camila sin poder estar parada en su propia casa, la llevaron nuevamente a la guardia del Hospital. Mientras esperaba a ser atendida, se desvaneció y cayó al suelo. María asegura que en ese momento una doctora que estaba de guardia dijo “se tiró al suelo la pendeja”.
Recién esa noche, ante su deplorable estado de salud, le realizaron una tomografía: el diagnóstico fue un glioblastoma de grado cuatro, un tumor cerebral considerado el más agresivo y maligno de los gliomas.
A partir de ahí Camila fue derivada a la Clínica de Especialidades para hacerse más estudios. Su familia insistió con la posibilidad de trasladarla a Córdoba, pero ante la dificultad de conseguir camas los médicos del Pasteur la convencieron de tener prudencia a la hora de realizar un traslado incierto.
El 11 de enero Camila fue operada en el Hospital. Desde entonces comenzó la odisea para conseguir la droga recetada para el tratamiento: temozolomida 250 mg.
Según afirma María, el número que se le propició para pedir el medicamento no respondía a sus consultas. El envío no era aprobado y nadie le daba una respuesta ni una explicación.
Como se mencionó anteriormente en este medio, por gestión personal del oncólogo del Pasteur que atendió a Camila, lograron conseguir cierta cantidad de pastillas que bastarían por un tiempo. La lucha era conseguir para más adelante.
Lamentablemente la enfermedad estaba muy avanzada. Camila Giménez falleció en la noche del miércoles 13 de marzo a los 25 años de edad; llegó a ingerir solo una pastilla de temozolomida.
Ese día, una ambulancia la llevó de su casa en barrio Los Olmos al Hospital. María comenta que una señora desconocida que estaba ahí tuvo que ayudar a bajar a su hija de la camilla, y la propia hermana de Camila “tuvo que llevarla en una silla de ruedas toda rota hasta el primer piso, donde estaba el oncólogo, quien corrió para conseguirles una cama”.
Su madre reclama por dos temas igual de graves pero separados
Por un lado menciona la demora del Estado para habilitar el envío del medicamento y la total falta de respuesta ante sus dudas y reclamos.
Por otro lado, apunta contra la mala atención que recibió en la guardia del Hospital Pasteur, la demora a la hora de realizar estudios o entregar turnos, y la atención recibida por parte de la neuróloga, quien “le daba pastillas para dormir y ketorolac y la enviaba a su casa”.
Punto y aparte, su concepto sobre el oncólogo y la gente de internación y terapia del Hospital es excelente, ya que afirma que “se han portado de diez y dieron la cara”.
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