“Pinguchi” Díaz cumplía cadena perpetua en el penal de Cruz del Eje por el asesinato del cura Luis Cortés.
El condenado Edgar “Pinguchi” Díaz de 34 años se había declarado inocente por la muerte del cura en Alta Gracia y denunció que recibió amenazas de muerte.
El sábado apareció ahorcado en su celda
La información oficial fue suministrada por el Servicio Penitenciario de Córdoba.
Edgar “Pinguchi” Díaz cumplía una prisión perpetua por el crimen del sacerdote Luis Cortés , ocurrido en agosto de 2015.
Muerte por ahorcamiento
En la recorrida matinal del pasado sábado en la cárcel de Cruz del Eje, fue hallado sin vida Edgar Ariel Díaz en el dormitorio 23 del módulo 1.
Conocido como “Pinguchi”, cumplía la cadena perpetua por Homicidio Criminis Causa dictada por un jurado popular sobre fines de 2016.
Había sido condenado del crimen del cura Luis Cortés, en la localidad de Alta Gracia.
El hecho ocurrió en agosto de 2015 y la investigación determinó que el sacerdote fue asesinado durante un robo.
Luego fue incendiada la vivienda donde residía el sacerdote.
A posteriori, una persona que tenía parte de las pertenencias de la víctima lo delató.
Díaz se declaró inocente y había denunciado amenazas
Hace siete años, en 2016, a horas de la última audiencia del juicio, Díaz, el único acusado por el homicidio del cura se comunicó telefónicamente con medios de prensa para denunciar que estaba amenazado de muerte.
Desde su lugar de detención en el penal de Bouwer, Díaz aseguró que “si me mantengo callado por algo será… si abro la boca ¿dónde voy a terminar?”.
“He recibido un montón de amenazas en relación a este caso”, manifestó en esa oportunidad.
Denunció que fue golpeado en los calabozos de Tribunales.
El detenido señaló, a la por entonces Jefa de la Alcaidía, Carolina Quevedo, como la persona que dio la orden de golpearlo y quien le dijo que se mantuviera callado en el juicio.
“Ahora me están inventando una causa por lesiones y amenazas por la paliza que me dieron ahí”, sostuvo.
Aquel día, minutos antes de que comenzara el proceso, se modificó la disposición de los miembros del jurado popular, para que el acusado quedara en una zona determinada, esposado y rodeado por dos guardias del servicio penitenciario y por la propia oficial Quevedo.
En esa situación, cuando la presidenta del Tribunal, Graciela Bordoy, le preguntó a Díaz si iba a declarar, el joven denunció que había sido golpeado y señalando a Quevedo dijo “la señorita me golpeó”.
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